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En la ciudad dominicana de Montecristi uno de los eventos culturales y populares que más disfrutan los turistas es el carnaval local, muy singular y extraordinariamente simbólico, que se encuentra casi siempre representado en los toros como sus personajes centrales, a través de la dramatización de los enfrentamientos de éstos, con los civiles.

Realmente, se producen una serie de enfrentamientos con esos látigos de cabuya con su rabiza entretejida que ellos denominan “foetes”, una especie de deporte con sus propias reglas, como que un “toro” no puede atacar directamente en la cara a un civil, debido a que éstos tienen sus rostros desprotegidos. En ese caso, se le llama la atención a quien oficia de animal, y debe pedir perdón a su oponente.

Normalmente, el ganador del encuentro es quien soporta con mayor éxito los embates del contrario o quien consigue derribar a su oponente, aunque no se trata de una rivalidad que exalte la violencia ni nada de eso.

Incluso, se trata de un divertimento más, que se une a otras actividades, como el famoso “roba la gallina”, mediante un personaje que utiliza pantalones cortos y piernas pintadas de blanco, y que camina de un lado a otro al grito de esa voz. Casi siempre, un séquito de niños lo acompañan buscando personajes famosos localmente para que éstos les den dinero o dulces.

Finalmente, tampoco faltan las supersticiones y mitos relacionados con elementos propios de purificaciones, de valor, de machismo, de relaciones, y demás, que han creado una identidad y negocios paralelos al carnaval en sí mismo.

Vía: Carnaval
Imagen: Rossy Díaz

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